Así es hoy hablaremos del pequeño escuincle, que todos llevamos dentro, pero no hablaremos de la parte tierna y dulce que nos liga con nuestra gloriosa e inmaculada infancia.
Hablaremos del niño caprichoso, que no entiende que, sus acciones y berrinches no tienen cabida a esta edad.
No les ha sucedido que en ciertas ocasiones, perdemos los estribos, se nos va la lengua, nos comportamos caprichosos, necios, tercos y berrinchudos y todas esas cosas que nos colgaban nuestros padres.
Como es posible, que con la “madurez” adquirida a través de los años, el forjar el carácter, una reputación, ese niño salga de vez en cuando a hacer de las suyas.
Pues hoy me las hizo a mí! lo mas traumático del asunto es tener que reprender a ese infante que te pone cara de gatito de shrek. Y luego que tener que limpiar los destrozos que el angelito accidentalmente causo.
Que complejo, verdad?
Ya ni modos, no lo regañen y no se les ocurra pegarle, pues les va a doler, wey!, Es mejor reconocer que esas actitudes no están bien, disculparse por lo ocurrido y aceptar que por mucho que nos las demos de maduros, siempre existirá ese pequeño travieso jugando en el patio de nuestro inconsciente.
Con la obvia excepción de Michael Jackson y George W. Bush.
Explorando la libertad de expresión
El bla, bla, bla de lo contidiano.
lunes, 23 de marzo de 2009
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